Blogia
.

Estructura de los Cactus

Semilla:    

 Su forma y tamaño varía con las especies, aunque por lo general su diámetro no alcanza a medir un milimetro a excepción de las Opuntia y algunos géneros cuya semilla es más grande y posee una cubierta dura. En las semillas de los cactus pueden observarse formas abarquilladas (Astrophytum), redondeadas, ovales, planas (Opuntia), arriñonadas, etc...

Fruto:

      Generalmente son bayas carnosas, como el "higo chumbo" de las Opuntia, aunque en algunos casos son secas (Echinocactus). Otros tipos de plantas cactáceas (Pterocactus) dan origen a cápsulas. 

Flores: 

         Las flores de los cactus son muy atractivas por su forma y colorido a lo que se une un gran tamaño en algunos casos. Como características morfológicas importantes deben consignarse su ovario inferior (el fruto queda por debajo de la flor) y que no existe una clara diferenciación entre las piezas del cáliz y de la corola; ya que tanto unas como otras son coloreadas. Las piezas del periantio pueden estar soldadas entre sí únicamente en su parte basal o bien pueden estar unidas a lo largo de gran parte de su longitud formando lo que llamaremos tubo (Cereus) o dando lugar incluso a flores de forma tubular (Cleistocactus).

Sus colores varían desde el blanco, pasando por el amarillo, verdoso, anaranjado, rosa, rojo, escarlata vivo, púrpura hasta el violeta. Están dotadas de un brillo metálico que las hace sumamente agradables a la vista. El estigma es polilobulado y el ovario se encuentra generalmente cubierto de areolas, brácteas, espinas y pelos. Son regulares o actinomóformicas en muchos casos aunque existen géneros con flores zigomórficas (Zygocactus, Cleistocactus, etc..)

Generalmente son hermaafroditas, o sea que poseen en la misma flor tanto órganos masculinos como femeninos. No obstante, en el caso de Mammillaria dioica y de algunas Opuntia existen ejemplares "macho" y ejemplares "hembra" por poseer sus flores únicamente los estambres o el pistilo.

Areolas: 

      Es un órgano característico de las cactáceas. Al igual que las yemas de plantas y árboles que todos conocemos, dan lugar a hojas, brotes y flores, pero además son el origen de pelos, cerdas, gloquidios y espinas. Su forma es de pequeñas almohadillas a menudo cubiertas de pubescencia y pueden estar situadas a lo largo de las costillas como en el caso de cactus de tipo columnar o algunos de forma globular, o bien sobre los tubérculos de numerosas especies globosas.

     Como hemos dicho, las areolas de los cactus son los órganos homólogos de las yemas de los vegetales superiores. No obstante existen dos formas distintas en la disposición de las areolas en las diferentes especies cactáceas. En la areola existen dos puntos de vegetación; uno que es el origen de flores y brotes y otro que da lugar a las espinas. Estos pueden hallarse juntos en la misma  areola (Cerus, Echinopsis, Opuntia) o también es posible que se encuentren separados, situándose uno sobre el tubérculo (punto de crecimiento de espinas) mientras que el otro queda desplazado hacia la axila del tubérculo, siendo en este punto donde se producen las flores y los brotes. Este desplazamiento se observa en su mayor dimensión en las Mammillaria.

Espinas

      Su forma y colorido son muy variables existiendo especies que prácticamente carecen de éstas (Aztequium, Lophophora). Están producidas por la capa epidérmica del tallo y no conectan con los tejidos leñosos internos. Sus formas son muy diferentes entre las especies de cactus. Pueden verse espinas aciculares, cilíndricas, prismáticas, con forma de lengüeta, su punta puede ser desde muy aguda a casi roma y asimismo pueden ser rectilíneas o incluso ganchudas en su extremo.

Las hay con una superficie lisa, rugosa o estriada y sus colores son muy variables, pudiendo existir desde el blanco hasta el rojo o incluso negro. En algunas especies las espinas se han transformado en pelos de mayor o menor longitud, que dan un atractivo a las plantas que los poseen. La existencia de espinas en los cactus beneficia notablemente a estas plantas, cooperando a su supervivencia frente a los adversos climas donde vegetan en estado silvestre y preservándolas de los daños que muchos animales pudieran ocasionarles.

Los cactus procedentes de zonas expuestas a fuerte insolación están generalmente dotados de una densa y fuerte espinosidad que con su sombra disminuye el efecto del sol sobre el cuerpo de la planta. Las vainas dentadas que cubren las espinas de ciertas Opuntia, así como la existencia de punta ganchuda en muchas Mammillaria son causa de que algún segmento de las primeras o hijuelo de las segundas quede enganchado en el pelo de los animales que puedan rozar alguna de estas plantas, con lo que la naturaleza ayuda a su distribución en otros lugares donde el ambiente pudiera serles más favorable.

Un tipo especial de espina es el que se halla en las areolas de las Opuntia; los gloquidios. Estos son unas pequeñas y finísimas  espinillas que se encuentran agrupadas formando cojincillos y con las que debe tenerse cuidado, puesto que si se clavan en la piel, producen cierto malestar y cuentan bastante trabajo de extraer.

Hojas 

      En las cactáceas éstas sólo son perfectas y permanecen en contadas especies. Generalmente están ausentes o son caedizas y muy rudimentarias, reduciéndose a pequeñas escamas. Únicamente ciertos géneros como Pereskia, Rhodocactus y algunos otros poseen hojas verdaderas.

       Aparte de los diminutos elementos foliares que se dan en algunas especies, existe en el cuerpo de los cactus recuerdos de las hojas verdaderas que poseían sus ancestros: las espinas y los tubérculos. 

        Ha sido demostrado científicamente que las espinas son en realidad porciones del limbo foliar modificado a lo largo de los milenios, mientras que los tubérculos (protuberancias) que existen en muchas especies y sobre los que se sientan en las areolas y espinas, corresponden a bases de hoja.

Raíces: 

         Los cactus poseen de ordinario una raíz principal de forma cónica que se halla muy ramificada dando lugar a un sistema radicular esparcido. En ocasiones poseen una gruesa raíz napiforme (Lodhophora) o incluso pueden tener forma tuberosa (Pterocactus).

"Estructura de los Cactus"

"Estructura de los Cactus"

Cuerpo 

       Varía mucho en su tamaño y forma según la especie de que se trate. Unas llegan a formar grandes árboles, mientras que otras no pasan de medir un centímetro de diámetro y altura. Puede estar constituido por segmentos (cladodios), que son planos en las Nopalea y muchas Opuntia, y cilíndricos en otras especies de este último género. Entre las especies de tipo epifito la forma de sus tallos recuerda a la de una hoja, mientras que los Trichocereus forman columnas más o menos gruesas provistas de abundantes costillas.

Gran número de estas especies son globosas. Entre éstas existen unas dotadas de costillas (Melocactus, Echinocactus, etc..), y otras que tienen su cuerpo cubierto de protuberancias (Mammillaria, Coryphantha, etc..).

Las Cereus alcanzan formas arbóreas a partir de un tronco principal, desde el cual nacen ramificaciones en las que cada 30-50 cm. se aprecia una constricción en su diámetro que corresponde a un período de reposo invernal entre dos estaciones de crecimiento.

No todos los cactus emiten ramificaciones; algunas especies se resisten a hacerlo, permaneciendo solitario su cuerpo durante toda su vida. No obstante, muchas otras especies emiten ramas a partir de un tronco (Cereus, Mashallicereus, etc..), o bien desde la base del tallo inicial (Trichocereus), pudiendo crecer en forma erecta, inclinada o incluso postrada.

A otros tipos de cactus les nacen hijuelos o retoños que pueden ser separados del tallo madre (Echinopsis, Mammillaria).